“Somebody needs to care enough to bring the Deaf to the feet of Jesus!”Joe Kotvas – Pastor/Missionary

Sarah McKendree

Me crié en un hogar cristiano. Mis padres me enseñaron de muy joven servir al Señor. Por mucho tiempo yo pensé que había sido salva cuando tuve 4 años de edad. Mientras fuí creciendo, comencé a dudar de mi salvación. No podía recordar el hecho de haber invitado a Jesús que entre a mi corazón. Cuando comencé a dudar, Satanás me hizo pensar que era salva de verdad. Después de todo, ¡yo me había bautizado!

Un domingo en la mañana, a la edad de 11 años, mi pastor predicó un mensaje acerca de personas que fueron miembros de la iglesia, que no estarían en el Cielo porque nunca aceptaron a Cristo. Sentí al Espíritu Santo condenándome y diciéndome que el mensaje era para mí. Todo lo que yo podría pensar en ese momento era, “¿Cómo sabe el predicador que no soy salva?”, No quise pasar adelante durante la invitación – ¿qué pensaría todo el mundo? pero el miedo de ir al Infierno superó mi orgullo y pasé adelante. La esposa de mi pastor me mostró de la Biblia cómo podría saber con seguridad que iba al cielo. Esa mañana oré y le pedí a Jesús que viva en mi corazón. ¡Ahora sé con seguridad que estoy camino al Cielo!

Un verano, a los 13 años de edad, fui al campamento de mi iglesia. No recuerdo los mensajes de esa semana, pero Dios habló a mi corazón para dedicar mi vida completa a ser una misionera. Pasé adelante el siguiente domingo, y lo hice público.

Cuando terminé la secundaria, fui al Seminario Bautista de Oklahoma. No era hasta después de graduarme del seminario en mayo 1997, cuando el Señor me mostró el siguiente paso de Su plan para mi vida. Después de recibir consejo de mi Predicador, el Hno. Vineyard, empecé a visitar iglesias para levantar fondos para ir a las Filipinas. Llegué a las Filipinas el 4 de agosto de 1999. Por 7½ años, Dios me permitió trabajar con la familia Sisson  en la ciudad General Santos, Mindanao, Filipinas.

Mientras estaba en los EEUU por motivos personales en el 2004, conocí a Matt. En ese entonces, no supe que él sería el hombre que Dios había escogido para mí. Regresé a las Filipinas, y ¡no imaginaba los planes que Dios tendría para mí! En noviembre del 2005, ¡Dios me mostró que debería orar por Matt como mi futuro esposo! Me quedé en shock, porque había estado orando por otra persona! Entonces comencé a orar por Matt, pero él nunca lo supo.

Cuando regresé a los Estados otra vez en el 2006, vi a Matt otra vez mientras estaba en Oklahoma City y me invitó a acompañarle con un grupo de sordos para un partido de béisbol el 4 de julio. ¡No sabía que él también había estado orando por mí! y decidí ir. Ese domingo, antes del culto de la noche, Matt me pidió que ore para poder cortejarme. ¡Imagine la sacudida en la cara de Matt cuando le dije que ya había estado orando por él desde noviembre, así que la respuesta fue sí!

El 10 de agosto del 2007, nos casamos en mi iglesia en Lovington, Nuevo México. Dios ya había llamado a Matt para ser un misionero a los sordos en Perú. Cuando comencé a orar por Matt, Dios puso la misma carga en mi corazón. Me entusiasma el hecho de servir con Matt a los sordos en Perú.

Dios usó los años que pasé en las Filipinas como preparación para vivir en Perú. Durante nuestra visita en enero del 2008, Dios abrió mi corazón para con los peruanos. Estoy esperando el día cuando podamos ya ir y trabajar en Perú, mi nuevo hogar.

La mayoría de la gente nunca consigue la oportunidad de residir y servir al Señor en un país extranjero. ¡Qué privilegio y que honra siento que Dios me haya permitido vivir y trabajar en dos países diferentes!